domingo, 21 de julio de 2013

Lloraba por dolor.

Y así fue como la chica de la eterna sonrisa sucumbió ante sus propias emociones, lo único que deseaba era callar sus pensamientos, su propia tortura. Trato de escapar de su mente, evadir su propia cárcel, pero sus intentos fueron en vano, no se callaban y la seguían atormentando. Corrió escaleras abajo, cruzó el umbral de la puerta. Siguió calle abajo hasta llegar a un mirador hacia el bosque verde que se extendía frente a ella y luchando contra su propio cuerpo y contra su propia mente, rompió en llanto.

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