lunes, 23 de septiembre de 2013

Apreciación.

"No he sabido nada de él", pensaba.
"Pero si es un desconocido
¿Por qué te pienso?", cuestionaba.

Así empezaba mi melancólica noche mientras sonaba "Rain" y mis lágrimas jadeantes se movían empapando mis mejillas. Te recordaba, te añoraba. Lo más absurdo de este momento es que te he perdido y ni huellas has dejado sobre el pavimento. Aquí me encuentro, pensándote como quizás ni la loca de tu chica que tienes de pareja lo haga. Lloraba y lloraba. Escuchaba cada nota de ese dulce piano tocando mi alma, ese corazón que aún refleja tu sonrisa, tus buenos tratos, nuestras aventuras. Así estoy, loca por ti y por la tonta idea de que pueda volver a ser feliz a tu lado. Como si de un cuento se tratase, sentarnos a leer cada una de las líneas que hemos escrito en este cuaderno ya con hojas amarillas. Tantos "te amo" rayados entre márgenes. Tantos hoyos perforados por la humedad de lágrimas caídas. Tantos recuerdos que guardo, tantos recuerdos que no puedo dejar a un lado.

Porque una vez más me plasmo débil,
débil ante los recuerdos,
ante lo superficial que era hacia mí misma,
superficial porque mi atención siempre se centraba en tí.

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