Extraño.

Quiero decirte que te necesito, que a partir de ti no existen los lugares tristes ni trágicos, nada vuelve a mostrar un rostro mórbido. Los hospitales están blancos por la leche materna que baña sus paredes, la noche es oscura como un rostro conocido que nos palpa la piel con los labios, el miedo es el presentimiento de un cambio hermoso, el dolor no existe. A partir de ahora amarás cada palabra que pronuncies, cada pedazo de hierba que pises, el silencio se vuelve música, tambores de todas partes anuncian el amanecer, lágrimas de alegría calman tu sed, vuelve el mundo a ser nuevo. Extraños hombres reparten serenidad con sus miradas, amanece, amanece, amanece. Somos valientes, existimos, nos sucede la vida.

Ruina.

Hoy, como en cada suspiro.

Estás.

Siempre estás.

Aunque no quiera.

Involuntario,

así estás.

Invisible.

Desapercibida.

Muriendo.

Sintiendo.

Insistiendo.

Soñando.

Así estoy.

Pero, hoy,

más que nunca,

me sucedes.

Pensamientos un día de Octubre

¿Qué fuimos nosotros?

Un aguacero de octubre, una melodía constante,

un volcán en erupción, una poesía en la piel,

un mar embravecido.

¿Qué somos?

Espacios, ecos, silencios irrompibles…

nada.

Vida ante la muerte.

Imagínate que estás acostado en tu cama. De repente dejas de ver. Tu respiración se detiene. Tus manos dejan de sentir. Tus oídos no perciben ni el silencio. Los límites con el espacio de difuminan, te vuelves uno con el aire. Dejas de oler, no eres consciente de lo que te rodea, olvidas tus amigos, tu familia, tu trabajo, tus proyectos, olvidas tus amores, tus aventuras, tu éxtasis. Te olvidas tú, y dejas de ser.

Imagínate, por un segundo, que mueres.

Usa ese escalofrío en tu espalda como un arma contra el abatimiento,

levántate, y lucha.

Tiempo

Lo que intento decirte es que entiendo lo que es sentirse el ser más pequeño, insignificante y patético de la humanidad y lo que es sentir dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que tenías. Y da igual cuántas veces te cambies de peinado, o a cuántos gimnasios te apuntes, o cuántos vasos de Chardonnay te tomes con las amigas, porque sigues acostándote todas las noches repasando todos los detalles y preguntándote qué hiciste mal o qué pudiste malinterpretar. Y cómo puñetas en ese breve instante pudiste pensar que eras tan feliz. A veces incluso logras convencerte de que él verá la luz y se presentará en tu puerta. Y después de todo eso y aunque esa situación dure mucho tiempo, vas a un lugar nuevo y conoces a gente que te hace recuperar tu amor propio. Y vas recomponiendo tu alma pedazo a pedazo, y toda esa época difusa, esos años de tu vida que has malgastado, empiezan por fin a desvanecerse.

Relato corto.

Pobre alma ambulando por el frío pavimento, acobijándose con el oscuro cielo de la noche. Holgazaneaba por paredes vacías, por calles tomadas por prostitutas, por coches lujosos, por alcohólicos. Así era su vida, sus minutos eran reproches tapados con polvo y un barato carmín de labios. Lágrimas que hacían correr su delineador, piernas finas y delicadas que llegaban al día siguiente con moretones. Una garganta que se desgastaba por los gritos. Tantas palabras anudadas en su faringe... tantas ganas de volverse cenizas, de ser esparcida por el viento, de tocar el cielo, de ser feliz, de sonreír.

Así pasaba sus noches, al merced de un hombre.

Apreciación.

"No he sabido nada de él", pensaba.
"Pero si es un desconocido
¿Por qué te pienso?", cuestionaba.

Así empezaba mi melancólica noche mientras sonaba "Rain" y mis lágrimas jadeantes se movían empapando mis mejillas. Te recordaba, te añoraba. Lo más absurdo de este momento es que te he perdido y ni huellas has dejado sobre el pavimento. Aquí me encuentro, pensándote como quizás ni la loca de tu chica que tienes de pareja lo haga. Lloraba y lloraba. Escuchaba cada nota de ese dulce piano tocando mi alma, ese corazón que aún refleja tu sonrisa, tus buenos tratos, nuestras aventuras. Así estoy, loca por ti y por la tonta idea de que pueda volver a ser feliz a tu lado. Como si de un cuento se tratase, sentarnos a leer cada una de las líneas que hemos escrito en este cuaderno ya con hojas amarillas. Tantos "te amo" rayados entre márgenes. Tantos hoyos perforados por la humedad de lágrimas caídas. Tantos recuerdos que guardo, tantos recuerdos que no puedo dejar a un lado.

Porque una vez más me plasmo débil,

débil ante los recuerdos,

ante lo superficial que era hacia mí misma,

superficial porque mi atención siempre se centraba en tí.

Semejante momento.

Entre tanto, mientras comemos, repasemos una a una estas escenas de nuestra vida como niños que se animan a detallar las hojas de sus libros de imágenes, mientras la institutriz es dice indicándoles con el dedo: «Esta es una vaca. Este es un barco».

Volvamos las hojas y yo iré añadiendo
 para vuestro entretenimiento,
un comentario al margen.

Simple.

Te superé, "lo siento mucho por tí", me decía a mí misma, porque antes creía que eras el mejor chico de todos. Si yo hubiese tenido que escoger entre el resto de las personas y tú, te habría escogido mil veces a ti. Pero ahora solo eres parte de mi pasado, un recuerdo que va desapareciendo.

Algún día, encontraré a aquel que me merezca,
y él me hará la chica más feliz del mundo.

Y sigo aquí.

Como siempre tan puntual, en esa parada donde muchas veces he despedido y he visto llegar a mi amor. Donde se ven las lágrimas y besos más sinceros. Donde los amores más fuertes se ven obligados a ser divididos por kilómetros. Donde quedan promesas y caricias al aire. Y como siempre. Yo ahí, puntual. Esperando.

Esperando que baje y me grite “Estoy aquí, ya no tienes que esperar mas por mí.” Y nuestras manos se junten para ya jamás volvernos a separar. Esperando que me mire, y me sonría con esa alegría que sabe hacerme felíz por horas. Esperando a sentir su piel, tan cálida como siempre. Esperando a sentir su aliento a menta tan delicioso y dulce.

Esperando aquí como siempre a ese amor. ¿Cuanto mas tendrás que esperarme? ¿Por qué no me decido? Estoy esperando a tener las fuerzas para pedirle al tren que una vez nos separó, que nos vuelva a unir. Estoy esperando como siempre a un tren que traspase mi cuerpo y me lleve a ti. Ya quiero encontrarme contigo. Verte de nuevo. no sé si sea la decisión correcta. Ojalá la muerte me lleve a donde estés tú. Para poder sujetar tu mano... y nunca más separarnos.

¿No me ves?

Yo soy todas, la que escribe, la que canta, la que calla. Yo soy todas, la que no duerme y sueña, la que camina por tu habitación de puntitas y te observa, siempre la misma. La loca y la cuerda, la que piensa demás, la que a veces con viento te besa. Soy todas desde el principio, cien rostros, mil cuerpos, diferente voz, pero el mismo latido. Soy todas, la de cabello largo, la de pies ligeros. La tuya, la que imaginas, la que piensas, bañándose bajo la lluvia, la que llega oportunamente tarde. La de botas y huaraches. Todas soy yo, valiendome del viento, volviendome nube, hoja. Yo soy todas, celosa, deseando que me elijas a mi, siempre a mi.

Presente.

Sentirme mal… hace mucho tiempo que deje de hacerlo, en otro corazón se que aun te tengo, en otra vida se que vivo contigo y tenemos un perro, los dedos se me vuelven agua al evocar tus recuerdos para podernos escribir de nuevo, pero es que así es esto de vivir a destiempo de quedarte atrapado en un sinfín de momentos, en una interminable lista de pendientes que se quedaron en una hoja que no te pude volver a leer. Ahora ya no tengo nada mas que nostalgia añeja luces que lucen ya lejanas, opacas y viejas, tengo tanto guardado, maletas llenas de caricias viajeras que amenazaban con irse de viaje sin mi, a veces me da por sentarme a la orilla de este río que llaman memoria y me asomo para ver como se veía la eternidad desde tu pecho y ya no encuentro nada, mas que amargura y soledad, hace tanto tiempo que ya no me siento mal, que ahora evoco esas horas de llanto para volver a sentirme viva, por que se que en otra vida y en otro corazón lo somos todo y no hacemos nada mas que serlo todo.

Densa nostalgia.

Desde hace algunos días muero por saber de él, saber que está bien y sigue su vida como cualquier chico normal, con sus altibajos, tristezas y felicidad, claro que con pareja. Desde hace algunos días muero por enviarle un mensaje, llamarle por teléfono, escribirle, saber de él, pero realmente no me atrevo ni a decirle ni un simple 'hola'.

Él ya es parte de mi pasado, ya no crea tormentas en mí y seguramente yo tampoco en él, pero a pesar de eso, me gustaría saber de él, aunque el sentimiento mutuo se haya esfumado, me gustaría saber que aún me recuerda, y que me recuerda como eso que no pudo ser pero que sabíamos que podría haber sido, como esa espontánea felicidad que le pude haber brindado, como ese hombro, ese abrazo, ese beso tierno que le pude haber robado, o simplemente me recuerde por lo que fui, alguien que por un corto tiempo, le dibujada sonrisas en el corazón.

Confesión.

Me siento como si estuviera muerta, pero respirando..

Te estoy escribiendo y al mismo tiempo estoy llorando.
Aquella carta que nunca llegará a tus manos.

Lloraba por dolor.

Y así fue como la chica de la eterna sonrisa sucumbió ante sus propias emociones, lo único que deseaba era callar sus pensamientos, su propia tortura. Trato de escapar de su mente, evadir su propia cárcel, pero sus intentos fueron en vano, no se callaban y la seguían atormentando. Corrió escaleras abajo, cruzó el umbral de la puerta. Siguió calle abajo hasta llegar a un mirador hacia el bosque verde que se extendía frente a ella y luchando contra su propio cuerpo y contra su propia mente, rompió en llanto.

Carta a nadie.

Podría decirte mil cosas bonitas, pero no lo hago porque no las siento. No me dejas sentirlo, y de cualquier manera en estos momentos de mi vida no podría. No me gusta y no quiero ser una más. No lo soy. Sé que muchas te dirán cosas parecidas, pero hay algo de ti que me atrae demasiado, algo que me dice que entre tú y yo hay potencial. Aunque este no es nuestro momento, va a llegar. Yo soy algo impaciente pero no lo estaré esperando, sólo deseando. Como cuando cocinas un pastel y deseas el momento de probarlo, pero no lo esperas, porque estás disfrutando mientras lo preparas. Ese momento en el que saboreas el pastel, en el que suceda lo que tenga que suceder entre nosotros, llegará. Y antes de eso tú también estarás deseándolo.

Me besarás y vas a pensar que no quieres besar a nadie más. Te va a gustar y te vas a enganchar. Conocerás lo que es una adicción, y no sólo será a mis besos.  Déjate llevar, déjame entrar en ti. Tendré un lugar para ti, entra en mí. Déjame quedarme en ti, quédate en mí. Pero no lo hagamos hoy, porque hoy te quiero como se quiere a un objeto. Es egoísta, pero te veo y pienso que te quiero para mi. Créeme, tú también me quieres para ti. Tal vez pienses que estoy loca. Y sí, lo estoy. Pero tengo una ventaja: podría amarte con locura. Es arriesgado, porque podrías partirme el corazón o yo podría partir el tuyo. Eso no me importaría. Aunque a veces duela, prefiero vivir, sentir, y amar, a estar muerta. Puede que me equivoque. Tal vez tú nunca has pensado en mí. Sí es así, puedes asegurar que soy patética. Pero si has pensado en mi, entonces considera lo que te he dicho y espera nuestro momento. Y si no llega entonces podrás asegurar que soy una loca, patética, adicta al amor. Pero aún así, contigo o sin ti, él vendrá a mí.

Entiéndeme.

¿Has tenido ese nudo en la garganta? Donde tus palabras se ahogan en un mar de desesperación, donde los ecos de tus gritos no se escuchan en un silencio eterno. ¿Has escuchado cómo se rompe un corazón? Donde su ruido es interno y nadie escucha lo que te pasa por dentro… pero es tan importante para ti, que piensas que su ruptura hará tal ruido que todos escucharán; pero no sucede nada, tan sólo tú lo escuchas y tratas de hablar, de gritar, de pedir ayuda. Pero no logras decir nada, y mueres con las palabras ahogadas y con un grito que nunca se escuchó.

Él.

Todo el mundo tiene un amor que no puede olvidar. Para mí, es él. No me voy a sentar aquí y citar poesía, o grabar su nombre en corazones de papel. Simplemente acepto que las cosas no podían ser cómo yo quise y seguí adelante. Pero siempre hay una pregunta constante en el fondo de mi mente que me desestabiliza totalmente; será que él piensa en mí tanto como yo pienso en él.

Miedo por no volverte a ver.

Abrí la puerta , y me pregunté: ¿qué me deparó la vida ?

Nada...

El mismo vacío existencial que tengo desde los trece. Los sueños sueños son, eso me decían, o se cumplen o se desvanecen con el tiempo. Ese tiempo capaz de volar en los mejores momentos, y en recordarte que cada hora tiene 60 minutos y cada minuto 60 segundos en los malos momentos.

Un sueño no es lo mismo que un miedo, un miedo, se cumpla o no se cumpla, te persigue. Malditos miedos, cuando crees que los has aceptado, se plantan delante de ti, te sonríen fríamente y te dicen:

"La soledad es el peor miedo de todos..."

¿Afrontar la soledad? No sería incapaz.

Es como si a el mar le quitaras la atracción de la luna, sería vender tu alma.. a la soledad, a ese miedo a estar solo, que lo único que hace es que por no fiarte de ello, estés simplemente solo.

He visto historias sin final, y finales que nunca podrán ser contados como historias, pero aun sigo temiendo a que me sonrías, abras la puerta, y mañana no estés delante de ella sino de mí.

Balada a la Luna.

Mírala

tan bella e incondicional

como siempre,

vestida con su mejor gala de noche.

Unos dicen que consiguieron verla sonreír,

otros que la sonrieron para verse reflejados ante ella

pero solo los más valientes

fueron capaces de pedir su mano

para bailar el ultimo baile

con un jazz que susurraba la muerte.

Que harías si hoy desapareciera,

si ya no ocupara el lugar

que en el firmamento se ha ganado,

a base de engañar al Sol,

prometiéndole promediar en conjunto,

su luz

pero a la hora de la verdad se vendió

a las demás estrellas,

que durante toda la eternidad son

quien disfrutaran de su belleza,

de esa luz falsa .

Volvamos a la cuestión,

dime...

que harías si después de tenerla cada noche

y dormir para no enamorarte de ella,

desapareciera.

¿Te dolería no haberla disfrutado

los otros 365 días restante?

Sabemos la verdad,

tu y yo somos simples humanos

y ella nunca bailará sola,

y lo sabe...

pero lo que ella no sabe

es que todo tiene un final,

y en ese momento

como nosotros añoraremos su belleza,

ella llorará el haber perdido el tiempo en estrellas,

que como ella,

no brillaban lo suficiente para tener su propio sistema solar.