Dejaba mi taza de café a un lado, aún cuando bebía pequeños sorbos mientras detallaba cada una de las burbujas que reventaban en la superficie. Tomé un trozo de hoja vieja y con un bolígrafo negro comencé a escribir una mala historia de amor: mi pasado contigo.
Mojaba una y otra vez cada página con mis lágrimas, pero seguía redactando cada error, cada momento de felicidad y cada lágrima que anteriormente derramé por tí.
Acabada aquella carta, la doblé en cuantos trozos pude.
Armaba una figura, una jirafa, un perro o un perico.
Hacía un origami con tus recuerdos,
a los que rayé en mi diario:
"El pasado solo sirve de decoración".
0 comentarios:
Publicar un comentario